El tiempo se iba a parar solamente durante un minuto… poco;
pero suficiente como para poner a prueba su inconexo plan. Bueno, eso de inconexo
es la percepción que ella tenía de él, pues si un observador ajeno, como tú que
lees estas líneas, pudiese valorar su plan sería de todo menos inconexo. Yo lo
definiría como un plan excesivamente puzleriano. (Nota del autor: la palabra puzleriano
no existe pero viene de puzle… algo puzleriano… algo con estructura de puzle).
Así, aparentemente encajadas muchas de las piezas de ese puzle infinito que es
la vida, ella se disponía a poner la pieza clave a la que se adosarían todos
los bloques que ya tenía terminados. Ella sabía dónde estaba esa pieza desde
hace mucho tiempo pero aún no se había atrevido a ponerla, pues aunque
supondría un efecto muy positivo: podría ver con claridad su pasado y su
presente… escondía otro no tan positivo… ¡podría ver su pasado y su presente!
Seamos serios, ¿qué hay de malo en ver tu pasado y tu
presente? Nada, pero… ¿y si se lo preguntas a alguien que está a las puertas de
su muerte? Seguramente verá un abismo que podrá ser muy agradable o muy todo lo
contrario… según como ajuste sus cuentas con su presente y pasado: el
presente lo tendrá jodido (¡que se va a morir!) pero no hay obligatoriedad en
que también lo esté su pasado… puede haber sido muy agradable… o muy todo lo
contrario.
Pues bien, nuestra amiga cogió esa pieza… ¡la pieza clave! Aparentemente
no había nadie alrededor que fuese a advertir el momento pero ella sabía que no
por ello iba a ser menos importante, pues iba a poner la pieza clave: ni más ni
menos que contemplar su presente y su pasado sin siquiera estar cerca de la
muerte (la conozco… aún está viva… ¡y vaya si lo está!).
Pues bien, miró a su alrededor… no había nadie. Era el
momento: ordenó sus pensamientos, puso la pieza y visionó la proyección de su presente y de su
pasado…. ¡era su futuro! Tan fácil verlo como imaginárselo… tan fácil y tan difícil
como usar la imaginación. (Nota del autor: ¿y tú usas la imaginación para ver
cómo será tu futuro? Te reto a que te atrevas en este preciso instante a gastar
un insignificante minuto de tu vida pensando en cómo será tu futuro en base a
tu presente y pasado).
Después de ese minuto de clarividencia te preguntarás… ¿y
qué fue de esa chica? Analicemos… lo único que sabemos de ella es que tenía el
reto de ver su pasado y su presente para ver proyectado su futuro. Pues bien,
si gastaste ese minuto que se te reclamaba en el párrafo anterior no sólo pudiste
ver tu futuro (los gabinetes de astrología lo cobran más caro) sino que además
acabas de ser protagonista de esta pequeña historia (por llamarlo de alguna
manera). ¿Te ha gustado el final? Si prefieres no ser protagonista, piensa que
la de la historia es la primera chica con la que te cruces. Como podrás
observar sigue viva. Prueba a preguntarla si es ella la que puso con decisión la
pieza del puzle que te permite ver el presente y el pasado… seguramente te diga
que no es ella, que te has equivocado. Si la miras bien a los ojos notarás que no
dice la verdad, pues en su cabeza estará pensando…. “¿cómo es posible que sepa
lo de la pieza del puzle si al ponerla no había nadie a mi alrededor?”.